El vino de Málaga, mucho más que una bebida
EL VINO DE MÁLAGA NO ES SOLO UNA BEBIDA
La provincia de Málaga nos brinda sabores y delicias de todo tipo, pero tienen especial relevancia sus vinos más tradicionales, de los que se derivan muchos de los postres típicos de la zona, como los roscos fritos, los pestiños o las locas.
Podemos afirmar que los vinos de Málaga no representan únicamente una bebida típica de la zona, sino que de ellos se deriva toda una tradición culinaria malagueña que no tiene desperdicio.
ES PERFECTO COMO POSTRE Y COMO ENTRANTE
Un vino espumoso adecuado tiene grandes posibilidades para potenciar el sabor, el aroma y las texturas de una buena comida, ya sea principal o de un postre.
Su graduación baja permite que se utilice directamente como postre y que represente un manjar dulce perfecto para terminar cualquier comida. Ya sea solo, o acompañado con pastas caseras u hojaldre.
Esta ventaja la tienen casi todos los vinos dulces típicos de Málaga, ya que su sabor dulzón nos permite utilizarlo como acompañante de comidas, meriendas o postres.
Los vinos que destacan especialmente como postre son los naturalmente dulces, como el Málaga Trasañejo con denominación de origen, tal y como lo puedes encontrar en nuestra tienda online, o el Pedro Ximenez Añejo.
Y en cuanto a vinos de entrante destacan el Apiane y el Etéreo.
SE PUEDE UTILIZAR COMO INGREDIENTE
El vino de Málaga es perfecto para elaborar postres como naranjas dulces, roscos de vino, bizcochos, tartas, etc. Y platos como el pollo al vino, carrillera, langostinos en salsa, solomillo, etc.
Decir que el vino de Málaga es solo un vino podría llegar a ser una afirmación incompleta, ya que representa mucho más que eso. Como hemos mencionado, el vino de Málaga puede ser un ingrediente, un acompañante y un postre en todo su esplendor. Ya sea por su sabor generalmente dulce, o su baja graduación. Y lo podemos beber tanto solo como acompañado de ciertos dulces secos, como los que hemos mencionado anteriormente.